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{2010/08/06}   Dut “Askatu korapiloa”: mejor disco euskaldun de la pasada década

Dut “Askatu korapiloa”

CD, 2000

Esan Ozenki Records

Bueno, llevo una larga temporada sin apenas escribir nada por diferentes razones, aunque trataré de recuperar el tiempo perdido, ahora haciendo una de cosa que quería hacer hace tiempo. Al comenzar el año quise hacer un ranking de los mejores discos euskaldun y extranjero del año pasado así como el de la década finalizada, siempre como opinión personal. No lo hice, el tiempo ha transcurrido y ya es tarde para hacer algo de ese estilo. Pero bueno, por resumir puedo decir que en mi opinión, los mejores discos del 2009 fueron, en el apartado euskaldun, con diferencia abismal, Danza de nieblas de Neila, y el impresionante Crack the Skye de Mastodon (la canción “The Czar” me pone los pelos de punta). El mejor disco extranjero de la década se me hace muy difícil de decir, pues hubo una muy buena hornada de discos brutales entre los que elegir… no es algo tan fácil como decir que el disco extranjero que más me gustó de los 90 fue The shape of punk to come de Refused. En la finalizada década me vienen a la cabeza discos como Oceanic de los recientemente desaparecidos Isis (vaya novedad por mi parte, je je je), pero tampoco andan muy lejos discazos de los desquiciados The Mars Volta como, Francess the mute o Amputechture.

Para el mejor disco hecho en Euskal Herria la pasada década no he tenido tantas dudas, pues Askatu korapiloa (Libera el nudo) de los hondarribitarras Dut es una impresionante muestra de energía y fuerza que apenas se encuentra en ningún otro álbum. Pondría de cerca a Lisabö, aunque si bien mencionaría dos discazos, la preciosa Egun bat nonahi (Un día en cualquier parte) y la soberbia Izkiriaturik aurkitu ditudan gurak (Los deseos que he encontrado escritos), que son realmente buenos, tienen ciertas características que no las hacen tan grandes como el disco de Dut: el primero no es más que un single de tres canciones (aunque dure casi veinte minutos, ¡pero vaya temas!), y el segundo pese a ser un disco largo esplendido, es un hibrido, una composición hecha entre los irundarras y un montón de bandas y solistas amigos con los que compusieron e interpretaron conjuntamente cada canción, hecho que hizo que apenas hayan podido llevarse al directo (eso ya sin hablar del proyecto inicial, que se dijo que era un disco conjunto nada menos que con Mikel Laboa, resultado que hubiese impresionado a más de uno).

Dut surgió en la primera mitad de los 90 como quinteto y así registraron su primera grabación conocida, el Underribi compartido con las bandas Beti Mugan, Orgasmic Toothpicks y The Ilussions. Muchos de los que oyeron aquel disco aseguran que sus canciones poco tenían que ver con lo que harían posteriormente.

En 1995 publican su primer disco homónimo, nada menos que en la entonces potente Esan Ozenki Records (discográfica independiente surgida al calor de Negu Gorriak). Muchos decían de ellos entonces que eran los protegidos de Negu Gorriak, hecho que no tardarían en desmentir rápido con sus resultados. Uno de los momentos memorables del quinteto seguramente sería, por citar uno, el festival Hitz Egin celebrado para recaudar el dinero de la sanción impuesta tras la denuncia de Rodriguez Galindo contra NG, festival en la que participarían casi todas las bandas de Esan Ozenki y alguna que otra amistad; del video de ese festival se puede encontrar el corte “Itxura faltsuak” (Falsas apariencias), donde se ve al cantante desgañitándose frente al micro con un megáfono.

Inmediatamente llegaría el cambio que marcaría para siempre a la banda. El cantante abandona el grupo por razones laborales y no mucho después haría lo mismo el segundo guitarra. Los otros tres componentes (Galder, Joseba y Xabi) no se amilanan y en lugar de buscar otros compañeros de viaje, deciden consolidarse como trío, alternándose entre sí las labores de canto.

Aunque pudiese parecer muy difícil, enseguida publicaron el resultado de esta nueva etapa, publicando a finales de 1996 su segundo trabajo, el más que interesante At (Fuera), publicado al igual que durante toda su trayectoria con Esan Ozenki.

Otro evento destacado llegó enseguida también. Negu Gorriak se despiden el mismo año (regresarían en 2001 para dar tres conciertos de despedida, en una de las cuales tuve la fortuna de estar yo, con invitación de Esan Ozenki por haber contribuido económicamente para afrontar la denuncia de Rodriguez Galindo, archivado ese mismo año. Memorable concierto) y sus componentes cogen distintos rumbos. El cantante Fermín Muguruza inicia su carrera en solitario, pero como ha hecho en distintas ocasiones Jello Biafra, su primer trabajo en solitario fue realizado conjuntamente con Dut en 1997. El resultado fue Ireki ateak (Abrid las puertas), la cual exploraba la senda del dub y mínimamente el jungle y con una curiosa versión de “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara. En 1998 realizan una gira mundial, espectacular, pues contaron con la compañía de teatro Gaitzerdi para interpretar las canciones en un decorado de andamios muy impactante, doy fe por los muchos conciertos a los que asistí.

En 1999, finalizada la colaboración con Fermín, comenzaron a componer un nuevo disco, que vería la luz en la primavera de 2000 y que es el que desgranaremos a continuación.

Askatu korapiloa es pura adrenalina, y nos reporta las mismas sensaciones que nos da la adrenalina. Cuando estás a tope de adrenalina tienes toda la fuerza del mundo y tienes la impresión de comerte el mundo, mientras que poco a poco va desapareciendo dejándonos a menudo con un halo de felicidad. Este disco es así y os lo voy a relatar:

El primer corte es “Inkisidoreen dantza iluna” (La danza oscura del inquisidor), que podéis escuchar a continuación. A lo que parecen unos iniciales tambores de guerra que se vuelven cada vez más complejos les sucede un bajo tan genso como oscuro, así como cuando entran los primeros acordes de la guitarra nos recuerdan la afinación distinta a la habitual que se usa. Es entonces cuando explotan en el ritmo principal, haciendo gala desde el minuto cero de su habilidad para hacer letras tan inteligentes como en absoluto sencillas, entre las cuales nos parece encontrar a veces cierta influencia situacionista entre otras muchas. En esta nos recuerdan el papel del inquisidor, que tanto trabajo tuvo en nuestras tierras, y nos dicen como aún quedan hoy muchísimos inquisidores en activo (jueces, policía, políticos, periodistas…).

El segundo tema, “Eromena abian” (La locura a toda velocidad) es a mi parecer uno de los grandes hits que la música ha dado a la lucha contra el Tren de Alta Velocidad. Una canción igual de veloz que el propio TAV, haciendo prácticamente una pieza hardcore, o al menos lo que Dut podía entender por hardcore. En dos minutos no dejan un solo tramo de la locura en pie con sus mordientes letras rebuscadas. La canción cuenta con la primera de las dos colaboraciones del disco. Evidenciando la amistad entre ambas bandas, el cantante de El Corazón del Sapo, Fernando, aúlla el coro principal (actuación que emularán los propios Dut en la canción “Ez jarri arreta”, No le prestes atención, que saldría medio año después en el disco La casa magnética de los Sapos). Este tema tenía un éxito rotundo en directo. Recuerdo en su última actuación en el Kafe Antzokia de Bilbo que la empezaron con Joseba berreando a pleno pulmón la letra antes de empezar con la música alocadamente.

Le sucede “Unean uneko” (A cada momento del lugar actual), muy parecida a la anterior. La letra es una vez más la más interesante, pues hace una interesante reflexión sobre el nacionalismo: “Piedra a piedra, pueblo y muralla. ¿Fortaleza o prisión? …no hay término medio. […]”

El ritmo se ralentiza en la cuarta canción, no demasiado, para comparar nuestas ciudades, nuestra civilización con la mitología que acompaña a la Edad Media, equiparando a conductores con caballeros de hojalata, y hablando de brujas con máscaras antigas.

La quinta es una de las mejores canciones (sino la mejor) del disco. La brillantez se la da la segunda colaboración. “Petrolioa ere” (El petróleo también) empieza con fuerza, denunciando que tanto el petróleo como el poder que viene con él es un inmigrante que no conoce de restricciones fronterizas. Pero en el momento que Dut dejan de cantar entra en escena el que fuera cantante de 713avo amor y poeta Carlos Desastre, que comienza a recitar sobre una potente base rítmica que le hace la banda. La letra es escalofriante (original en castellano):

300.000 pesetas

lo que es tierra fue mar en el desierto que bosque fue

nosotros islas vagabundas

en un mar que ya no es libre

vándalos entre los desechos de Al-Andalus.

300.000 pesetas

no quiero morir sin haber vivido

llegar lo mas lejos que me sea posible y mirar;

eso quiero, mirar hacia delante…

las estrellas nacen en el corazón del desierto

el sol me lo enseño

camino del Jebel Sharo

el tesoro esta escondido tras los ojos de un niño

300.000 pesetas

no veré como desaparecen las ovejas

ni estaré allí cuando para siempre no llueva

mírame hombre blanco, míralo todo

y entierra tus armas de fuego en el sereno silencio

del gran bosque de la noche

no es la primera vez que hago este viaje

nunca es igual

Quería que mis hermanos me viesen.

ellos también pueden intentarlo.

dios no escucha todo el tiempo.

dios también duerme

y su sueño es nuestro olvido, nuestra libertad.

300.000 pesetas

el viento nos llevará cuando seamos olas

no queda ninguna razón para matar

todas han muerto

moriremos en el mar porque del mar venimos

alguien las encuentra siempre y nacen de nuevo

no soy nadie, mi voz no escribe

en nuestro corto viaje ni siquiera hemos aprendido a salir de casa

300.000 pesetas

el estrecho se hace gigante

el ruido del motor parece querer ahogar

todos los pensamientos… solo consigue mecerlos

sobre el oscuro horizonte.

en permanente huida merodeamos

(como islas vagabundas)

trozos de un naufragio en las ciudades sin sueño

luces en la noche

reflejos azules sobre las aguas negras

estamos perdidos en cualquier lugar

nuestros nombres perdieron su sentido

luces en la noche

la costa esta cerca

la costa está lejos

seré fuerte hasta que llegue mi momento

ahora se algo sobre la vida en ese lado

hay más estrechos haciéndose abismales

somos tan pequeños como los granos de arena

del desierto que fue mar.

Alhucemas – El Morche…

Tánger – Algeciras…

Tirana – Bari…

La Habana – Miami…

Belgrado – Berlín…

El Paso – Las Cruces…

Grozni – Beirut…

Nogales – Tucson…

No me diréis que escuchar la canción al tiempo que leemos la letra no sobrecoge …

Recuerdo que el sexto tema cerraba la cara A de la versión en K7 y que me hacía recordar, salvando las distancias, la misma sensación que me daba Las más macabras de las vidas de Eskorbuto: que solo por esta cara ya merecía el disco.

La canción se llama “Hor nonbait” (En algún lugar), tan suave como intensa y en la que encontramos las frases más rebuscadas e invertidas, como hicieran grupos como los situacionistas (la traducción es mía): “La misma pistola que nos protege es la que nos amenaza. La misma comida que nos alimenta nos envenena. Las mismas salidas que buscamos nos pueden perder. La misma luz que nos hace ver nos puede cegar. Si no le cogemos la medida a lo que tenemos enfrente, será éste quien nos la coja a nosotros e iremos por detrás, perdidos… en algún lugar…” Muy buena.

“Jauzia” (El salto) nos trae de vuelta el simil de la adrenalina, de cuando se va, es decir, que tras la descarga ahora penetramos en el éxtasis posterior al vaciamiento, de esos instantes que como suele decir el guitarra de Inserta “llega la dosis de la heroína”. Muy pausada, aún teniendo algún ramalazo de guitarra.

“Oker” (Equivocado) es una canción muy lenta, de la cual lo mejor que se puede destacar es su letra.

“Izurrite zuria” (La epidemia blanca) compone junto a las dos anteriores la trilogía de canciones que menos me gustan del disco.

El disco lo cierra un tema que hace honor a su nombre, “Hotzikara” (Escalofrío). Un bajo tan oscuro como denso nos lleva a una atmosfera irrespirable, a la que poco a poco van acompañando las percusiones como pasos en la oscuridad, al tiempo que las guitarras pueden evocar a los ruidos que escuchamos en un frondoso bosque oscuro y silencioso. Y son una vez más las letras, de las pocas que canta el baterista Galder, las que nos taladran la cabeza, recordando que en esta vida zozobrante la misma red que nos protege nos puede hacer añicos o empequeñecer al caer sobre ella.

El disco recibió infinidad de elogios y no era para menos. Pero la banda se metía al bolsillo en los directos. Yo recuerdo tener el honor de haberles visto actuar tres veces ese año. EL primero de ellos fue en fiestas de Atxondo (Bizkaia), junto a Nuevo Catecismo Católico y El Corazón del Sapo si no me equivoco. Grande. La siguiente fue en la acampada antiTAV celebrado aquel año en Arrasate (Gipuzkoa), buenísimo concierto del que recuerdo que hicieron la versión de “Terrorismo policial” de RIP que grabaron unos años antes para un tributo. La última fue en Diciembre de 2000, en el Kafe Antzokia de Bilbo, con Lisabö y Anari. Fui a verles a ellos, aunque confieso que me inrigaban mucho Lisabö con su recién publicado Ezarian, y recuerdo que mi excompañero de viaje Raúl fue a ver a Anari, que acababa de publicar el disco Habiak que le había cautivado. El directo de los hondarribitarras fue de enmarcar, de haber registrado para la posteridad, una apisonadora como nunca antes había sido vista, metiéndose al auditorio en el bolsillo y siendo una de los mejores directos que había visto hasta la fecha. Tras ese día Raúl, que hasta entonces apenas había oído alguna canción antes, los metió en su colección de bandas favoritas y quemaría en su reproductor Askatu korapiloa al igual que yo.

El grupo sin embargo se separó en 2001, en su mejor momento. Oficialmente se tomaban un descanso, pero cada uno tomaría distintos rumbos. Galder y Joseba coincidirían con Fernando Sapo y Mikel Anestesia en Kuraia mientras que Xabi formaría Zura tras estar tocando con Anari. En 2003, en el décimo aniversario de la asociación de músicos Psilocybe de la que formaban parte se organizó un festival con bandas actuales y algunas que se juntaron para la ocasión, como fue el caso de Dut, cita a la que desgraciadamente no pude asistir. Desde entonces el silencio. En 2008 o 2009 hicieron un comunicado de disolución de la banda que publicaron algunos medios, esfuerzo que se podían haber ahorrado pues ya muchos sabíamos o temíamos tiempo atrás que la banda que nos había cautivado ya no tenía viso alguno de reencarnación. Pero su larga sombra aún hoy se puede ver en muchas bandas actuales, y son muchos los que han homenajeado de algún modo al trío de Hondarribia, al punto de existir una banda tributo llamada Tud.

El disco aún hoy sigue cosechando un gran éxito, pese al gravísimo sacrilegio que ha cometido el emporio Elkar con las posteriores reediciones. Hay que explicar previamente que en 2001 también desapareció Esan Ozenki Records dando paso al sello Metak. Pero este cierra iniciado 2006, ahogado en problemas económicos. La editorial/sello/fundación Elkar llega a un acuerdo con ellos para adquirir la práctica totalidad de su catálogo, con sus respectivos derechos. Así han seguido reeditando la mayoría de ellos, pero sin respetar el formato original de muchos. Aquellos discos que en su día se publicaron en digipack ahora son reeditados en la clásica caja de plástico, haciendo perder el encanto que emanaba de cada uno de ellos. Entre ellos se cuenta lamentablemente Askatu korapiloa, compuesto por un diseño elegante, tétrico y asfixiante que no evoca lo mismo en un embalaje de plástico aún más reducido.

Es por todo ello que al disco le doy mi voto para el disco euskaldun de la década pasada. Es un disco que se quedará ahí por siempre, e igualmente podrá decir que será de los mejores discos de la música moderna euskalduna, no muy lejos de clásicos de Mikel Laboa o Negu Gorriak.

Solo le saco una única pega al disco: no salió en vinilo. Un pecado mortal…



Utzi iruzkina

et cetera