Ayer comenzó la Aste Nagusia, la catarsis, esa semana que como buenos bilbaínos que somos nos dura nueve días. Bueno, este año debemos decir que habrá para quienes tan solo dure ocho días. Y ello es debido a que Bilboko Konpartsak, artífice y motor de este evento envidia de otros muchos lugares, ha decidido realizar un plante el próximo miércoles, día 25, que ayer mismo ya se dejó sentir cuando las comparsas realizaron su tradicional desfile de manera más austera, partiendo desde la explanada del ay-untamiento en lugar de la tradicional bajada desde Begoña, y repartiendo 10000 pañuelos negros que para mayor disgusto de las autoridades y medios que han hecho todo lo posible para ocultar el hecho, se dejaron ver tanto en la plaza del Arriaga como en las manos de la txupinera Aratz Irazabal.
El modelo festivo que posee Bilbo siendo único está siendo atacado desde años atrás. No ha sido únicamente el veto a las comparsas Txori Barrote y Kaskagorri por solidarizarse con los presos políticos bilbaínos que están lejos de la fiesta (que también), sino que es algo que viene desde mucho atrás. Solo hace falta darse cuenta con ejemplos.
Desde hará unos ocho años, Bilbo tiene dos desfiles de Carnaval, y no es porque se haya hecho necesario. El ayuntamiento, viendo que no podía relegar a las txosnas a un papel únicamente asistencial, y viendo que no podía ejercer un control de lo que deben hacer sobre ellas, las excluyó del desfile oficial, por lo que se ven obligadas a hacer un recorrido alternativo. Para tapar semejante agujero, el ayuntamiento, como toda buena administración, tiró del único medio que disponía para tratar de taparlo: dinero. El resultado ha sido un desastre. Todos los años basta con darse una vuelta para observar que el desfile más concurrido es el de las comparsas, tan cercanas porque son sencillas personas que a veces se disfrazan del modo más cutre, como lo hacemos el común de los mortales, mientras que el Ayuntamiento, aún pudiendo ser tan chulos como para traerse al mismísimo carnaval de Río de Janeiro, solo logra que su desfile tenga expectación ahí donde se cruza con el desfile de las comparsas. Resumiendo, un despilfarro económico de calles cortadas, de modelos y actrices innecesarios…
Desde el principio de los tiempos existe una comisión mixta de fiestas, en la que están representadas todas las fuerzas políticas de la corporación y las comparsas federadas en Bilboko Konpartsak representadas por esta. La comisión se ha encargado históricamente de organizar las fiestas, de coordinar y pagar actos comunes (fuegos artificiales, desfiles…), porque, también hay que decirlo, estos actos los pagan tanto el ayuntamiento como las comparsas. En la última década, a base de ordenanzas han ido cercenando su función, según denuncian las comparsas, convirtiéndola en una simple reunión del Ayuntamiento que informa a las comparsas de fechas y de lo que han decidido que se haga. Una buena muestra de ello es que el PNV (gestor, por ahora, del ay-untamiento), forzó la salida de Bilboko Konpartsak de Gogorregi, la comparsa de sus juventudes con la que trataron de tener representatividad en un sector que escapa a su control. A eso le llaman participación algunos.
Como se sabe Txori Barrote y Kaskagorri han visto prohibida la colocación de sus respectivas txosnas por haber puesto fotos de presos políticos vascos, algo que no gusta en esta época de gobiernos ilegítimos (y no me refiero a los que han sido elegidos mayoritariamente por el pueblo pese a que les escuece a algunos, sino de aquellos gobiernos conformados con listas excluidas). Lo más grave es que salga Azkuna en rueda de prensa el mes pasado diciendo que si las comparsas creen que está equivocado lo denuncien a los tribunales. Y los periodistas se callan. Darían ganas de decir “Bendita ignorancia”, pero lo peor es que todos lo saben. Me hubiese encantado estar presente para sacarles a todos los colores y decir “ya ha sido denunciado, señor alcalde”. Es cierto, la denuncia está interpuesta en el juzgado contencioso-administrativo por parte de las comparsas, pero, como sabemos todos, la justicia si por algo no destaca, es por su agilidad, por lo que se esperan que no salga a la luz hasta que puedan ponerse estas txosnas otra vez dentro de dos años, es decir, tarde.
Otra polémica que ha habido, y que una vez denunciado lo han silenciado, ha sido el hecho de que ha habido dos txosnas más que se ha prohibido poner. Una de ellas es la de Aberrigintzan (no perteneciente a Bilboko Konpartsak), vinculada a Eusko Alkartasuna, grupo hasta hace cuatro años socio del PNV en Bilbo (ya no tienen concejales), y que han recibido la excusa de que “No hay sitio”. Que casualidad que le hagan eso a la txosna del partido escindido del PNV hace veinte años, que hace dos decidió pasar de ellos cuando vieron que el PNV no iba a mover un dedo tras la prohibición del Constitucional a la consulta del Lehendakari Ibarretxe (demorada ocho años por su propio partido), y que acaba de firmar un acuerdo estratégico con la izquierda abertzale ilegalizada. A eso en mi casa se le llama pura y simple venganza.
La otra txosna es la de otra comparsa, Komantxe, ligada al movimiento de ocupación de Bilbo. Su veto es tan inexplicable como sorprendente, pues a día de hoy oficialmente no se saben las razones. Se usaron excusas peregrinas, vertidas o filtradas en muchos casos por El Correo (Español), como que ocupaba zona verde, algo que desmintieron con los planos presentados; o la excusa peregrina de que fue creada el año pasado para que pudiesen seguir Txori Barrote y Kaskagorri, cuando llevan no uno, sino dos años trabajando en el seno de Bilboko Konpartsak.
Una buena razón del veto podría encontrarse en que se han encontrado con que se les ha aplicado una nueva ordenanza que no se ha hecho aún conocida, pues se supone que será vigente a partir del año próximo. Esta ordenanza dice que cada comparsa debe exponer su proyecto por separado para aprobación del Ayuntamiento, a diferencia de cómo se ha hecho hasta ahora, englobadas todas en el proyecto común presentado por Bilboko Konpartsak. Además de restarle a la federación aún más su representatividad, es una clara muestra del clásico dicho del “divide y vencerás”, pues podría suceder así que el Ayuntamiento diese la opción de permitir a algunos ponerse y otros no, teniéndolo más fácil para lo segundo las más claramente políticas.
Como falso mito del verano también puede hablarse de las quejas de algunos foreros de falta de higiene, cuando puedes ver a innumerables brigadas de limpieza todos los dias a las siete limpiando tanto el recinto festivo como casi a los merodeadores nocturnos aún presentes, o cuando conoces a la gente que todos los años hace cola para sacarse el titulo de manipulador de alimentos, pues hay control de higiene del ayuntamiento todos los dias en todas las txosnas. O que son una competencia desleal a la hosteleria porque no pagan impuestos, cuando las comparsas, primero, son asociaciones sin animo de lucro y, segundo, pagan el alquiler del suelo público desorbitado con todos sus gastos (agua, luz…). O que nunca presentan sus cuentas (hecho por el que un concejal del PP pedía que se prohibiera colocar ninguna txosna) ni declaran a que se destina el dinero, cuando son los ayuntamientos y gobiernos los primeros que jamás declaran a donde va todo su dinero y los primeros a los que debe exigirse esa claridad.
Otra gran serpiente de verano han sido los supuestos piquetes que habría el día del plante para evitar que bares y comercios abran ese día, amén de que se ha obligado a muchas a cerrar. Ha hecho falta que unos cuantos comerciantes y hosteleros del Casco Viejo nos reuniésemos, hiciésemos un manifiesto de apoyo, lo pasáramos entre nuestros compañeros, y anunciáramos que nada menos que el 80% de los comercios del Casco nos adheríamos al manifiesto de solidaridad, en la que destacábamos que las presiones para cerrar eran absolutamente falsas, como demostrará que ese día abriremos, pero haciendo actos de solidaridad y protesta, pues este modelo festivo, ademas de disfrutarlo, supone un beneficio economico considerable para los negocios del Casco Viejo. De hecho, el viernes mismo ya me di una vuelta por el Casco y vi a bastantes con el cartel en defensa de Aste Nagusia. Tiene gracia que hablen de presiones los mismos que envían a brigadas enteras de municipales los viernes y sábados por la noche para obligar al cierre.
Uno de los mayores agitadores de la destrucción del actual modelo festivo sin lugar a dudas, ha sido El Correo. Ya que hablo de ellos, voy a hablar de la gran mentira que nos han contado este año: su centenario. El Correo no ha cumplido cien años. El Correo nació en Julio de 1937, una vez caído el frente en Bilbo, y su nombre completo era literalmente “El Correo Español, Diario de Falange Tadicionalista y de las JONS” (podemos ver una de esas cabeceras en la decoración de la comparsa libertaria Hontzak). Este periódico absorbió a un periódico monárquico ya existente “El Pueblo Vasco”, cabecera que compartieron hasta hace pocos años. Ese periódico sí se creó en 1910, pero como fue obligado a absorberse en 1937 a mi modo de ver se puede decir que desapareció ese mismo año. Ese, y no otro, es el origen de El Correo. Pero claro, queda feo en esta época recordar que tu origen es la Falange, no vaya a ser que la cacareada Memoria Histórica saque a relucir tus vergüenzas. Aunque tampoco se avergüenzan demasiado. No hay más que ver su alergia a todo lo que huele a vasco, sus titulares hechos a mala ostia y el público que se pasa por su foro en la web, para concluir que el periódico solo hizo un lifting en el nombre.
Volvamos a la Aste Nagusia. Todas las polémicas creadas en los últimos dos años en torno a la fiesta las ha fomentado el periódico. El año pasado txupinera era Sonia Polo. ¿Quiénes dijeron que era un escándalo que la txupinera fuese hermana de un preso político y originaron una polémica que encantó a PSE y PP? Resultado de la misma fue la carta anónima que la txupinera recibió con una bala dentro. ¿Quién dijo que la txosna de Komantxe ocupaba zona verde? ¿Quién dijo que se había presionado a los comerciantes para cerrar? ¿Quien, para crear divisiones internas, activó a elementos próximos, sino ya dentro, del PSE para erigirse en poco menos que portavoces de la comparsa Txomin Barullo (comparsa que presentó en 1978 al Ayuntamiento el actual modelo festivo), con una carta en la que además de venir a decir que el único gestor de las fiestas debe ser la corporación municipal, mentían diciendo que Txomin Barullo no estaba de acuerdo con el plante? Porque tres días después (la carta se publicó el viernes anterior), el portavoz de Txomin en las comparsas salió públicamente a decir que la comparsa apoyó el plante mayoritariamente. ¿Quién publicó al día siguiente el siguiente titular: “Txomin Barullo hará el plante y se desmarca de la carta de algunos de sus miembros”? Ese titular está hecho a mala ostia. Porque la realidad más bien dice este otro titular: “Seis comparseros de Txomin Barullo se desmarcan de la decisión mayoritaria de la comparsa de apoyo al plante de Bilboko Konpartsak”.
A El Correo le da alergia esta Aste Nagusia. Y no es porque lo diga yo. Solo hace falta leer la edición digital esta mañana a eso de las 12. Las cuatro noticias destacadas sobre Aste Nagusia eran las siguientes:
– El txupinazo, del que omiten hablar de los pañuelos negros que se ven en toda la plaza y en manos de la txupinera; omiten parte del discurso del pregonero, como el recuerdo a TODOS los bilbaínos que no pueden estar en las fiestas, y los pitidos cuando habla de los 30000 inmigrantes censados en Bilbo, una actitud xenófoba de la que El Correo tiene su responsabilidad.
– Una encuesta sobre lo que te parecieron los fuegos artificiales de anoche.
– La corrida de toros.
– Y el programa festivo de los hoteles.
Ese es el modelo de El Correo (y probablemente de todos los partidos políticos que han atacado a Bilboko Konpartsak): fuegos, (pan y) toros y hoteles. Fiestas de y para señoritos. El alcalde de Gasteiz Patxi Lazcoz remarcaba al finalizar sus fiestas que había habido una gran participación, a lo que las txosnas respondían que asistencia no es lo mismo que participación. Quieren fiestas asistencialistas, no participativas. Fiestas alejadas de la realidad, eso que llaman “apolíticas”, cuando la vida entera es pura política, y cuando todas sus decisiones, incluidas las festivas, tienen evidentes connotaciones políticas. Buscan fiestas privadas.
Os animo a todas a pasaros durante esta Aste Nagusia a disfrutar de la misma, a pasaros por las txosnas y sus innumerables actividades, a dar la espalda a las pretensiones del Ay-untamiento, de El Correo, del Departamento de Interior, y de sus fuerzas de choque, esas que amenazan con hacer un macrobotellón el día del plante (¡que gran alternativa a 24 horas de ausencia de concursos y conciertos, cogerse una absurda borrachera!), y demostrar tanto el día 25 como todos y cada uno de los días de Aste Nagusia que este es un modelo que vino para quedarse para siempre.
Como conclusión, para quienes lo desconocen y para los que lo omiten y/o lo falsean, ahí va este artículo publicado ayer en Gara extraído de una entrevista a Karmelo Landa, integrante en 1978 de Txomin Barullo (como parte de los agitadores utilizados por El Correo) y de la comisión de fiestas de aquel año que nos cuenta su origen:
http://www.gara.net/paperezkoa/20100821/216718/es/La/Aste/Nagusia/de/Bilbo/un/espacio/conquistado/por/el/movimiento/popular/
La Aste Nagusia de Bilbo, un espacio conquistado por el movimiento popular
Karmelo Landa integró la primera comisión de fiestas junto a 21 vecinos elegidos de manera democrática. Corría julio de 1978 y se personaron ante el Consistorio franquista de la ciudad para advertirles de que, esta vez, sería el pueblo quien organizara las fiestas. Así se hizo. Veintitrés comparsas se formaron en un tiempo récord, nació Marijaia y los bilbainos, según Landa, «estrenaron su libertad». Una libertad que ahora está en juego.
Oihana LLORENTE
La capital vizcaína sucumbirá hoy ante la semana más grande del año. Marijaia arribará esta tarde al Arriaga donde le esperarán sus fieles, pero más cabizbajos que otros años y con un pañuelo negro al cuello. Dos huecos vacíos en el Arenal harán ver a la musa de la fiesta el veto que les ha impuesto Azkuna a Kaskagorri y a Txori Barrote [Nota de Abaingoardia: Tres si recordamos a Komantxe y hablamos solo del Arenal]. No es el único atropello habido desde que el pasado año abandonara Bilbo.
El modelo festivo plural y participativo está en el punto de mira. Ahí lo ha querido situar el Ayuntamiento, que pretende imponer sus criterios en un espacio festivo que es más remoto que la propia corporación municipal. Karmelo Landa, conocido independentista y profesor de la UPV, no tiene dudas al respecto y sentencia que ese motivo, y muchos más, hacen que «la legitimidad democrática» esté en manos de la comisión de fiestas popular y las comparsas.
Habla con conocimiento de causa, y es que fue partícipe, allá por el año 1978, de la primera comisión de fiestas de Bilbo.
La Semana Grande que tenía lugar bajo el régimen franquista se reducía a hacer coincidir en agosto a los toros y a la ópera, lo que provocaba, según recuerda Landa, una fiesta «totalmente elitista» que despoblaba a la capital vizcaina; «todo el mundo huía, Bilbo se vaciaba y parecía un desierto», recuerda.
Tras la muerte de Franco la reivindicación en favor de unas fiestas participativas fue cogiendo fuerza hasta obligar al Consistorio, aún franquista y bajo el mandato de Jose Luís Berasategi, a lanzar un concurso de ideas para revitalizar el caduco modelo festivo.
El proyecto presentado por Txomin Barullo, asociación cultural vinculada a EMK y de la que entonces formaba parte Landa, ganó el concurso. La activación vecinal hizo que aquel proyecto, además de recibir un galardón, recibiera el respaldo popular, que 32 años después se mantiene intacto.
El anhelo de hacer realidad la propuesta festiva llevó a Txomin Barullo a convocar una asamblea en la biblioteca Bidebarrieta que, como recuerda Landa, fue «un éxito» y en la que participaron numerosas asociaciones vecinales, grupos de danza, de txistularis… «Allí, entre todos, de forma democrática, y teniendo en cuenta la pluralidad de los reunidos, se eligió a los 22 componentes de la primera comisión de fiestas», subraya orgulloso Landa, uno de aquellos veintidós.
Estos ciudadanos se personaron en el Salón Árabe del Ayuntamiento para informar sobre su nuevo nombramiento, como integrantes de la comisión de fiestas, y de su intención de comenzar con las labores de organización de la Aste Nagusia, que se encontraba ya a la vuelta de la esquina. Landa aclara que la Corporación municipal intentó boicotear esta pretensión, pero apunta que ante la «falta de argumentos democráticos para ello», debido a la legitimidad con la que contaba la comisión festiva, el Ayuntamiento tuvo que cesar; «hasta tal punto, que el alcalde se fue de vacaciones», apostilla Landa.
Las trabas del Consistorio no consiguieron frenar la activación popular y en pocas semanas se puso toda la maquinaria en marcha, definiendo el centro festivo, -el Arenal y la parte vieja- y un programa basado en la participación de la ciudadanía. A juicio de este profesor, la mayor aportación fue la creación de lo que se convertiría años después en la base y el soporte de este modelo festivo: las comparsas.
Recuerda que a dos escasas semanas del inicio de la Aste Nagusia animaron a los vecinos a formar estas comparsas. Un llamamiento que resultó exitoso, ya que, como recuerda, fueron 23 las comparsas que participaron en aquella primera edición. «Aquella edición pasó a la historia. Fue una explosión de fiesta, se podría decir que Bilbo estrenó su libertad en la primera Aste Nagusia», asegura emocionado Landa.
Admite que la idea de las comparsas estuvo inspirada en las peñas iruindarras, pero que quisieron modificar esta idea teniendo en cuenta las necesidades de Bilbo. De este modo, según detalla, a cada comparsa se le ofreció la posibilidad de colocar una txosna en el Arenal con la condición de que aportara en la fiesta; «buscábamos compromiso, una actitud participativa por parte de las comparsas», aclara.
Un compromiso que no tardó en florecer. La imaginación se apoderó de Bilbo en aquella primera Aste Nagusia. Muchas fueron las comparsas que colocaron un escenario al lado de su txosna y las que deleitaron con un programa propio, donde la ironía y el buen humor fueron los ingredientes indispensables. Landa recuerda los noticiarios irónicos o las comparsas que, a falta de charanga, se hicieron instrumentos de cartón con los que hacer ruido.
Mari se convierte en Marijaia
Aquel arranque de la Aste Nagusia fue una vorágine: la creación de la comparsas, las txosnas… y, cómo no, el nacimiento de Marijaia. Landa recuerda cómo nació, de la mano de Mari Puri Herrero, la que hoy es musa de la fiesta. «La comisión tenía claro que la referencia simbólica debía de ser una mujer, con miras al futuro, pero arraigada al pasado de Euskal Herria, y qué mejor inspiración que Anbotoko Dama», se pregunta Landa.
La Aste Nagusia se gestó en muy pocas semanas, pero gracias al compromiso de decenas de agentes. Esta labor hizo que en aquel agosto de 1978 el Arenal bilbaino se convirtiera en el «espacio donde los bilbaínos estrenaron su libertad tras la muerte de Franco».
Un espacio que, pese haber ido ganando adeptos en estas tres décadas y contar la mayor legitimidad democrática, se encuentra de nuevo en el punto de mira.