20-N, Cuatro derrotas
Este viernes es 20 de Noviembre y nuevamente como cada año se recordarán especialmente la muerte de Francisco Franco y los asesinatos de Santi Brouard y Josu Muguruza. Serán menos probablemente quienes recuerden que tal día caía por impacto de bala en circunstancias más que extrañas en el frente de Madrid en 1936 Buenaventura Durruti, y afortunadamente menos aún, quienes recordarán que ese mismo día era ejecutado en Alacant el fascista Jose Antonio Primo de Rivera. Una celebración y cuatro derrotas.
Derrotas si. Porque hace gracia que haya quienes celebran la muerte de Franco (primera derrota), cuando fue la mayor humillación que se ha podido tener al respecto en el Estado Español. Pues ese hombre no cayó en el frente, no cayó humillado, no falleció juzgado. No. Murió de viejo, en la cama de un hospital tras una lenta agonía consecuencia de la edad, sin ser condenado y dejando detrás suyo un sistema que, no nos mientan, sigue vigente en su espíritu a día de hoy (Yo soy de quienes le dan la razón a los herederos políticos del régimen cuando pretenden llamarse “demócratas de toda la vida”. Es cierto, lo son. Sus abuelos, padres o ellos mismos apoyaban la llamada “democracia orgánica” de Franco). Prueba de ello es la persecución política, represiva, policial de la disidencia, cuyo acelerador se ha pisado en esta década que agoniza; la innombrable consejera de Educación Isabel Celaá puede decir libremente sin avergonzarse cuando se carga una de las escasas iniciativas de fomentar el euskera en la educación que “ofendía y hería al 80% de la sociedad vasca que tiene al castellano como lengua materna y la siente”, y fumarse un puro. Hace falta ser sinvergüenza. Señora consejera, ¿quiere que le recordemos por qué son tantos quienes tienen el castellano como lengua materna? Ahora que Antena 3 ha puesto de moda vaciando el contenido político que tenían las escuelas franquistas con ese programa llamado “Curso del 63”, ¿recuerda qué idiomas se podían cursar? ¿Existían asignaturas en Euskara, había asignatura de Euskara? ¿Qué trato tenían las alumnas que hablaban Euskara? ¿Dónde estaban las ikastolas? Este gobierno ilegitimo no tiene vergüenza. Dicen que quieren dejar enfrentamientos absurdos impulsados por los nacionalistas como el debate sobre el derecho a la autodeterminación, y nos encontramos que gracias a la trampa que crearon y que pusieron finalmente en práctica en las elecciones autonómicas (únicas donde aún no la habían utilizado), han pedido que la selección española pueda jugar aquí y que también corra por territorio de la CAV la Vuelta Ciclista. Curioso, yo pensaba que lo que decían que le interesaba a la ciudadanía era la crisis económica, no donde jueguen once burguesitos (A lo que puntualizo. Creo que nadie se niega a que la selección española venga a jugar aquí en competición amistosa u oficial… como equipo visitante. Y la Vuelta no pasa por aquí desde 1978 porque desde entonces, tras bomba de ETA en una etapa, la organización se ha negado a organizar ni un kilómetro en suelo vasco).
Este mismo sistema es el que provoca la tensión y la represión que ha llevado al enfrentamiento y la guerra sucia en el que fueron asesinados el 20 de Noviembre de 1984 en su consulta Santiago Brouard, y el 20 de Noviembre de 1989 en el Hotel Alcalá, cuando fue a recoger las actas de diputados junto a sus compañeros de Herri Batasuna, Josu Muguruza (segunda y tercera derrota). Este último lo recuerdo perfectamente, pues me levanté de la cama temprano para ir a la ikastola y cuando se dio la noticia en los informativos matutinos, mi aita estaba llorando. Como concejal que era, conocía a Josu, al igual que a otros militantes históricos, pues se había reunido muchas veces con ellos y trabajaba con ellos, y Josu no era una excepción. Llegamos a la ikastola y nuestro irakasle Gabi tampoco aparecía. Llegó tarde, muy tarde, y rompió a llorar en clase. Acababa de venir de llenar las paredes de carteles denunciando el asesinato de su amigo.
Tampoco hay que olvidar la cuarta derrota, la primera cronológicamente de las que se recuerdan este día de 20-N, producida hace 73 años. El 20-N de 1936 fallecía tras eternos momentos de agonía Buenaventura Durruti, herido de bala en el frente de Madrid en unas circunstancias que nunca han sido realmente esclarecidas.
Buenaventura Durruti fue un Revolucionario con mayúsculas. Luchador desde su juventud, pasó buena parte de su vida en la clandestinidad, en el exilio, y en el presidio por defender sus ideales, el de la creación de una nueva sociedad, surgida de las cenizas de la anterior, absolutamente igualitaria y sin dirigentes. Pues al fin y al cabo fue él quien dejó para la posteridad la maravillosa frase “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.
Cuando los fascistas se sublevaron contra la Segunda República, él estaba en Barcelona y como muchos otros respondió a la agresión. No para defender la legalidad republicana que le encarceló y deportó por denunciar sus injusticias y sus medias tintas. Sino para impulsar la verdadera Revolución Social, que salió victoriosa en muchos territorios, especialmente en Barcelona, donde colectivizaron empresas y tierras, y en la que el mismo President de la Generalitat Lluis Companys (quien meses después durante los Hechos de Mayo de 1937 pediría que se atacara la capital catalana para aplacar la resistencia anarquista) llegó a ofrecer al mismo Durruti y a García Oliver su dimisión como claros defensores y vencedores de la batalla en la ciudad.
No tardaría Durruti en irse al frente, rumbo a Zaragoza, pues consideraba vital recuperarla para no tener aislado el norte peninsular que había vencido a la sublevación. En el camino, además de liberar pueblos vencidos, impulsó la instauración del Comunismo Libertario en los pueblos, decidiendo las asambleas locales la colectivización de los cultivos que llevaría a la posterior creación del Consejo General de Aragón. Así llegó a quince kilómetros de la capital maña, pero que no pudo llegar, algo que le corroería por dentro. Pues enseguida se encontró con la escasez de armas que necesitaba, pues el gobierno republicano temía a la revolución. Hizo todo lo posible por obtenerlas, recogiendo todas las que encontraba en el camino, bajando a la retaguardia a quitárselas a quienes las lucían donde no se necesitaban, se decía que llegó a registrar bolsillos buscando balas. Buscó internacionalmente quienes vendieran armamento en plena época de falsa No Intervención. Cuando encontró proveedores se dirigió tanto a la Generalitat como al Gobierno y ambos le esquivaron. Era incómodo, incluso para la propia CNT-FAI, que se encontraba en una cómoda situación de obtención de poder político y que tendría cuatro ministros proclamados días antes del fallecimiento de Buenaventura. Incómodo en el frente de Aragón, recibió orden de dirigirse al frente de Madrid, que en absoluto conocía y en donde no tenía ni respeto ni autoridad. Es así como muere en extrañas circunstancias, cuando se dirigió con su chofer a inspeccionar una retirada de combatientes de la primera línea, recibiendo el impacto mortal. La versión oficial dice que lo alcanzó una bala fascista. Otras versiones dicen que le disparó un combatiente en retirada, cuando le increpó Buenaventura su cobardía.
Cuatro derrotas de la amplísima colección de derrotas que tenemos. Pues somos al fin y al cabo los vencidos. Somos los campesinos alemanes que se enfrentaron a la Iglesia romana y al Emperador Carlos V, pero también a los príncipes luteranos y a los señores feudales. Somos los nativos americanos asesinados y expoliados por las avanzadas naciones y civilizaciones europeas (me duele compartir el apellido de un reconocido esclavista vasco). Somos las Seis Naciones Iroquesas a quienes los colonos robaron sus tierras. Somos los marineros de Krondstadt, sucumbidos por el Ejercito Rojo de Trotsky cuando pedían todo el poder para los verdaderos soviets. Somos lo makhnovistas ucranianos. Somos los anarquistas y comunistas que hicieron la Revolución Social en el Estado Español, el Consejo General de Aragón disuelto a tiros por Líster por orden de Negrín. Somos los húngaros de 1956. Somos los portugueses de 1974. Somos los derrotados de la historia. Y seguimos aquí, algunos más activos que otros (lamentablemente debo incluirme en este segundo apartado), cabezones, en estos tiempos que quieren llamar de fin de las ideologías y que lamentablemente la gente se lo cree, pues hay más apoliticismo que nunca (Lo pudimos comprobar en la última Feria del Libro de Ocasión de Bilbao, donde la única caseta con material exclusivamente político era la más esquivada de todas).
Somos los derrotados de la historia. Y seguimos aquí…